Confiesa
que su vocación vital es la pintura. María Luisa Valero (Madrid,
1948) se recuerda siempre a sí misma queriendo pintar y, para ello,
se preparó profesionalmente, y a la pintura se dedica con entrega,
ardor y pasión, aún a costa de sacrificios intensos, porque para
ella la pintura es un arte, un placer y una entrega en su existencia.
Una razón de vivir.
El
desaparecido profesor Joaquín de la Puente, conservador del Casón
del Buen Retiro del Museo del Prado, tenía gran fe en la obra
plástica de su alumna M. Luisa Valero y le apoyó con la
presentación en el catálogo para la muestra que la pintora realizó
en la Sala Joan Miró del palacio de Exposiciones y Congresos de
Madrid en 1999.
La
trayectoria de María Luisa Valero como pintora ha
sido imparable desde los años 80, con casi un centenar de
exposiciones a lo largo de su vida profesional, la última en la
Feria
de Arte Independiente 2012,
FAIM,
en la capital de España. “A través de unos años” fue el título
de la exposición que le dedicó la Casa de Galicia en Madrid, donde
la pintora mostró su amor a la naturaleza y su virtuosismo a la hora
de aplicar el pigmento –casi siempre el óleo sobre lienzo o tala-
y atrapar la forma de las cosas.
Todos
los géneros pictóricos
Marinas
y paisajes bellísimos entre los que destacan los grandes dípticos
(70 x 200 cm.) de la isla del Hierro, tierra que Valero frecuenta
periódicamente. También los mares de Mojácar han pasado a sus
lienzos, así como parques, jardines, arboledas, sabinas, hortensias,
girasoles, almendros, hojas de plátanos…
Pintora
de todos los géneros, cabe recordar sus bodegones coloristas
expuestos en la muestra titulada “Esencias”, donde plasma casi
con asombro la maravilla del color y de la formas de las naranjas,
las piñas, las berenjenas o los pimientos. Es el asombro de la
pintura, el “Esto no es una pipa” de Magritte, porque es pintura.
En el caso de los cuadros de M. Luisa Valero: estas no son naranjas,
ni piñas, ni berenjenas, aunque sean aparentes magníficas naranjas,
piñas, berenjenas… porque son por encima de todo, espléndidas
pinturas.
También
la figura humana y los retratos como el de Eugenia, “La
Cacharritos” figuran en el quehacer pictórico de la autora.
M.
Luisa Valero acude todos los años a un simposio de mujeres artistas
en Salzburgo (Austria), donde se intercambian sabores y experiencias
sobre el arte entre las creadoras que allí acuden para expresar con
su lenguaje el mundo interior o exterior que les motiva. En una
ocasión fue ella, Valero, la convocante y anfitriona en Madrid de
una exposición de las artistas internacionales allí asistentes.
Disciplinada,
exigente, trabajadora al máximo, M. Luisa Valero pinta siempre, aun
cuando el circuito comercial esté ralentizado. Pintar es como el
respirar para ella, que confía en los tiempos mejores venideros
cuando los artistas podrán dar mejor salida a sus creaciones
plásticas.
Julia
Sáez-Angulo